Desde que se conoce la gimnasia se puede ver en gimnasios y parques públicos a grupos de personas realizando simultáneamente diversos ejercicios físicos, bajo las ordenes de un profesor o instructor a cargo. Es decir, es una sola consigna igual para todos. Con la misma duración y, por supuesto, los idénticos ejercicios. Afinando un poco la vista, logra verse que cada una de las personas expuestas a estas rutinas manifiestan diferentes estados de fatiga y hasta, en algunos casos, riesgosos cuadros de inminente descompensación. No obstante, y para ser justos con la observación, también suelen verse caras alegres, sonrisas y alguna que otra carcajada espontanea. Seguramente de aquellos a quienes la intensidad del ejercicio les resulta demasiado insignificante.

Si el factor de integración social aparece como el objetivo principal de una rutina de ejercicios físicos, entonces con estímulos de muy baja intensidad y con pausas eternas que aseguren el dialogo fluido entre sus participantes, el objetivo estará mas que cumplido. Ahora, si la consigna es lograr mejorar la salud, entonces el planteo debe ser otro. Cualquier ser humano, dependiendo de su historia motriz y sus antecedentes de salud, presenta su propio nivel de aptitud física. Propios niveles de fuerza muscular, resistencia cardiovascular, velocidad, flexibilidad, etc. Al mismo tiempo, sus cualidades morfológicas también le son diferenciadoras. Sus medidas de peso, talla, perímetros y diámetros también lo distinguen de sus congéneres y lo presentan como un ser absolutamente diferente y único. Para recuperar o mejorar una capacidad física es imprescindible “reconocer la individualidad biológica”. Antes que nada conocer el nivel de aptitud física inicial. Implementar las evaluaciones correspondientes y establecer los parámetros de un programa de entrenamiento. Luego, con el seguimiento personalizado, continuar realizando los controles de evolución para realizar los ajustes necesarios a la rutina de ejercicios. Todo esto requiere mucha dedicación y un profesional suficientemente calificado. El objetivo es lo que define. La actividad física grupal como herramienta recreativa o como instrumento de socialización es altamente efectiva si esta implementada por quien reconoce y persigue este objetivo. Pero cuidado, el ejercicio físico puede resultar tan beneficioso como riesgoso para la salud, dependiendo de las características de la rutina y por sobretodo de la competencia del profesional que la implemente.