MÁS QUE UNA “CUESTIÓN DE PESO”.

Hablar de salud y decir que todo es “cuestión de peso” significa un riesgo semántico para quienes tienen unos kilitos de más. Determinar los posibles riesgos en la salud de una persona, considerando solamente su peso es una información errónea o al menos incompleta.

Es incuestionable que el sobrepeso afecta directamente a los tejidos involucrados en la postura y en el movimiento. Los huesos y particularmente las articulaciones sufren un prematuro desgaste por la consabida sobrecarga que deben soportar casi permanentemente. Los músculos también son exigidos por demás al tener que movilizar segmentos corporales muy pesados, cuando su funcion natural resulta insuficiente a la excesiva resistencia que oponen los tejidos excedentes.

También es cierto que el exceso de peso afecta de manera directa al sistema circulatorio. La persona nace con un tamaño de corazón predeterminado, acorde a una determinada cantidad de masa corporal. Cuanto mas grande sea esta masa, mayor será el esfuerzo cardiaco. Por su parte, las arterias y venas tampoco se salvan del esfuerzo y terminan por alterar su constitución y también su función.

De manera indirecta, cuando el sobrepeso es exclusivamente por exceso de tejido graso constituye uno de los factores predominantes en las alteraciones metabólicas. Por caso, la diabetes insulino resistente suele ser una consecuencia de los cuadros de obesidad de grado extremo.

La persona calificada “gorda” seguramente tendrá un peso elevado, a expensas de un tejido graso por encima de sus valores normales. Sin embargo, no toda persona “pesada” va a calificarse como gorda. Una persona con mucho desarrollo muscular, a partir de un entrenamiento físico especifico, será más pesado que aquel que no realiza estas prácticas. El citado atleta no debe ser calificado como gordo (aunque a veces lo parezca); sin embargo, en la balanza pesa como tal.

La diferencia, en cuanto a salud se refiere, está en la cantidad y distribución del tejido graso. El exceso de este tejido constituye una sobrecarga pasiva, sin una adaptación apropiada de los sistemas funcionales (locomotor, circulatorio, respiratorio, etc). En cambio, el exceso de masa muscular nunca alcanza naturalmente proporciones que superen la capacidad de los citados sistemas.

A la hora de interpretar correctamente el peso corporal es imprescindible reconocer sus componentes. Como métodos de valoración, en primer lugar se encuentra el Índice de Masa Corporal (peso/talla2). Sin embargo, este valor constituye solamente una estimación teórica de corpulencia, pero de ninguna manera determina el porcentaje ni la cantidad de tejido graso de la persona evaluada.

Otro procedimiento para evaluar la composición corporal es el método antropométrico. Este método consiste en la medición de ciertas dimensiones corporales tales como perímetros de cintura, caderas, tórax y miembros; algunos pliegues cutáneos y otros tantos diámetros óseos. Se utilizan instrumentos específicos y son realizados por profesionales idóneos. Con los datos relevados es posible estimar, con bastante precisión, el porcentaje y el peso de los diferentes tejidos que conforman el cuerpo humano, fraccionándolos en tejidos graso, muscular, óseo y residual. Además, a través de este método puede establecerse la tendencia de localización del tejido graso y determinarse si el exceso de peso corporal se debe o no a un aumento de este tejido.

Con esta información lograr una composición corporal adecuada y saludable es una meta posible. A partir de una progresiva modificación de determinados hábitos, una nueva programación nutricional y una rutina de ejercicios físicos personalizados, se pueden prevenir futuros trastornos de la salud.

Que no sea el síntoma la primera causa de una consulta médica. Reconocer los riesgos de afecciones esqueléticas, cardiovasculares y metabólicas es una tarea sencilla. A partir de sencillas mediciones corporales se pueden detectar situaciones peligrosas para la salud. Solo se trata de PREVENIR !!!